Cáncer de estómago

El cáncer de estómago es un tumor poco frecuente. Aun así, unas 7.000 personas son diagnosticadas cada año en España con este tipo de cáncer.

El estómago se sitúa en la parte alta del abdomen y contiene las glándulas encargadas de producir las enzimas que facilitan la digestión, descomponiendo los alimentos en una mezcla líquida para pasar al intestino delgado.

El cáncer de estómago más frecuente es el adenocarcinoma, que representa el 95% de todos ellos.

El diagnóstico de los tumores gástricos se realiza, en la mayor parte de los casos, mediante el uso de la endoscopia digestiva alta que, además de mostrarnos la extensión de la tumoración nos permitirá la obtención de la biopsia confirmatoria.

La biopsia, además de confirmar la sospecha y de informarnos acerca del tipo tumoral, nos facilitará el material histológico adecuado para la determinación de factores moleculares que nos serán de utilidad en la elección del tratamiento en los casos irresecables o metastásicos.

Los síntomas de un cáncer de estómago suelen mostrarse en fases avanzadas de la enfermedad, aunque podrían presentarse molestias en la parte superior del abdomen en etapas más tempranas.

Posteriormente, podrían aparecer síntomas como:

• Náuseas y vómitos persistentes.
• Ardor.
• Quemazón gástrica.
• Pérdida de apetito.
• Pérdida de peso.
• Halitosis.

Entre los factores de riesgo para padecer un cáncer de estómago destacan el consumo de salazones, ahumados o nitratos; la presencia de bacteria Helicobacter pylori y el consumo de tabaco.

Su incidencia es mayor en las personas mayores de 60 años, por lo que la edad supone también un factor de riesgo.

Algunas afecciones hereditarias, como el síndrome de Lynch o la poliposis adenomatosa familiar, pueden aumentar también el riesgo de cáncer de estómago.

Los tratamientos para el cáncer estómago incluyen principalmente la cirugía, la quimioterapia y las terapias dirigidas.

El tratamiento del cáncer estómago requiere un enfoque multidisciplinar, es decir, un tratamiento múltiple en el que intervienen diferentes especialistas: cirujano, oncólogo médico, nutricionista y otros profesionales sanitarios.

Los pacientes que vayan a ser operados pueden beneficiarse de un tratamiento con quimioterapia perioperatoria (antes y después de la cirugía) que disminuirá las posibilidades de recaída de la enfermedad. Los pacientes que sean operados de entrada podrán beneficiarse de un tratamiento combinado de quimio y radioterapia.

La quimioterapia y las terapias dirigidas son el tratamiento de elección para el cáncer de estómago en aquellos casos en los que no sea posible considerar una opción quirúrgica. En esos casos la determinación de HER2 será crucial para el diseño del tratamiento adecuado, pues nos informará sobre la necesidad o no de incluir fármacos dirigidos en el esquema antitumoral elegido para nuestro paciente.

Actualmente existe evidencia de beneficio de los tratamientos sistémicos (habitualmente administración intravenosa y en ocasiones administrados por vía oral) tras el fracaso de las primeras líneas de tratamiento. Nuestro equipo aplicará el tratamiento más adecuado en cada situación.

Una dieta saludable es fundamental para la prevención del cáncer de estómago. Se aconseja especialmente reducir el consumo de salazones, productos ahumados y nitratos. Los nitratos son sustancias que se encuentran de forma habitual en la carne curada.

Gracias al mayor uso de la refrigeración para preservar los alimentos, sustituyendo en gran medida a los salazones, se ha conseguido reducir la incidencia del cáncer de estómago en las últimas décadas.

Por otra parte, es conveniente evitar el tabaco, puesto que el cáncer de estómago presenta una mayor incidencia entre las personas fumadoras.

En caso de padecer una afección hereditaria de riesgo o antecedentes familiares de cáncer de estómago, puede consultar con el equipo de oncología para saber si debe realizarse las pruebas genéticas en aras de la prevención.