El cáncer de páncreas es aquel que tiene su origen en las células del páncreas. El páncreas se encuentra por detrás del estómago y por delante de la columna vertebral. Dada su ubicación, está en contacto con distintas estructuras nerviosas y numerosos vasos sanguíneos y linfáticos.
El páncreas es la glándula encargada de elaborar y secretar al tubo digestivo gran cantidad de enzimas y sustancias necesarias para la digestión y absorción de los alimentos.
En la mayoría de casos, el cáncer de páncreas comienza en el conducto pancreático. Este tipo de cáncer, llamado adenocarcinoma ductal, supone el 95% de todos los cánceres de páncreas.
Los síntomas de un cáncer de páncreas son variados e inespecíficos y suelen aparecer con más frecuencia a medida que el tumor crece.
Entre los síntomas más frecuentes destacan la pérdida de peso y apetito, las náuseas y vómitos y el dolor abdominal irradiado en cinturón.
También puede producirse una obstrucción del conducto biliar, especialmente cuando el tumor se encuentra en la cabeza del páncreas. Esta obstrucción aumenta la bilirrubina pudiendo producir ictericia (color amarillento de la piel y las mucosas) y picores intensos.
Además, cuando el conducto biliar se encuentra taponado, la bilirrubina es expulsada por el riñón, razón por la que la orina puede ser más oscura y las heces pierden color.
Aproximadamente un 10% de los casos de cáncer de páncreas están en relación con alteraciones genéticas.
Se suele diagnosticar con mayor frecuencia a partir de los 60 años. Además, el cáncer de páncreas es un tumor más frecuente en los hombres que en las mujeres.
La obesidad y el consumo de tabaco figuran también entre los principales factores de riesgo de este tipo de cáncer.
En el resto de los casos se considera que un historial de pancreatitis de repetición, una diabetes mellitus de larga evolución y, quizá, factores carcinogénicos exógenos como el asbestos, pesticidas o derivados petroquímicos, son también factores de riesgo.
El tratamiento del cáncer de páncreas está determinado por la naturaleza del tumor, el avance de la enfermedad y las características del paciente, por lo que el equipo médico diseñará un plan de tratamiento para cada caso de forma individual.
Una ecoendoscopia con biopsia facilitará la obtención de una biopsia que confirme el diagnóstico y nos permitirá definir las relaciones anatómicas del tumor con el resto de las estructuras.
Una resonancia magnética de la zona y una CPRE (colangiografía endoscópica retrógrada) contribuirán a la correcta caracterización de la lesión. La CPRE podrá, además, ayudarnos en la colocación de una prótesis biliar que solucione la obstrucción de los conductos biliares.
Si el tumor cumple las características requeridas para una intervención quirúrgica, nuestro equipo multidisciplinar valorará si dicha intervención debe ser realizada inmediatamente o si es necesario administrar un tratamiento neoadyuvante de quimioterapia y/o radioterapia. Este último caso se considerará en los tumores en los que el tamaño del tumor o sus relaciones con los órganos circundantes no permiten una intervención quirúrgica inmediata.
El tipo de cirugía dependerá de la localización y tamaño del tumor y puede ir desde una pancreatectomía central hasta una pancreatectomía total, pasando por una pancreatectomía cefálica (intervención de Whipple) cuando el tumor afecta a la cabeza del páncreas o una pancreatectomía distal en aquellos casos en los que afecte a la cola del páncreas.
El tratamiento con radioterapia se considerará en los casos en que sea necesario complementar el tratamiento quirúrgico, en los tratamientos neoadyuvantes con el fin de facilitar la cirugía y también como tratamiento paliativo con el fin de hacer frente a síntomas o complicaciones derivadas del tumor o de sus metástasis.
En aquellos casos en los que la cirugía no se considere el tratamiento adecuado, bien porque el tumor localmente no permite una resección completa o porque hay una afectación de órganos a distancia, la quimioterapia será el tratamiento de elección. Nuestro equipo de oncólogos seleccionará la combinación de fármacos antitumorales más adecuada en función de las características de cada paciente.
El cáncer de páncreas no es un tumor excesivamente frecuente, pero su incidencia ha ido en aumento en las últimas décadas. Se estima que cada año se diagnostican alrededor de 4.000 casos en España.
La obesidad forma parte de los principales factores de riesgo del cáncer de páncreas, por lo que las acciones encaminadas a la prevención de la obesidad van ligadas a la prevención de esta enfermedad. En consecuencia, se aconseja mantener una dieta saludable y practicar ejercicio regularmente.
También se debe evitar el tabaco, ya que según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer un 30% de los cánceres de páncreas son debidos al tabaco.
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