El cáncer de cuello uterino es aquel que se origina en las células que recubren la parte inferior del útero.
Generalmente, las células normales del cuello uterino desarrollan los cambios precancerosos gradualmente. Estos cambios se pueden detectar mediante el frotis de Papanicolaou, lo que favorece una detección temprana aumentando las posibilidades de curación.
El cáncer de cérvix uterino es poco frecuente entre las mujeres de los países desarrollados por la existencia de prevención primaria (vacuna anti-HPV) y secundaria (diagnóstico precoz o cribado). En España, el cáncer de cuello uterino supone el 3,7% de todos los cánceres femeninos.
Los signos que deben alertarnos de la posible presencia de un cáncer de cuello uterino son:
Ante cualquiera de estos síntomas conviene realizar una revisión ginecológica.
El factor de riesgo más importante es la infección por el papilomavirus, que se transmite por contacto sexual. La utilización de métodos de barrera anticonceptivos es fundamental en la prevención del VPH y, por lo tanto, ayuda a disminuir el riesgo de padecer cáncer de cuello uterino.
Por otra parte, las mujeres en edades comprendidas entre el final de la adolescencia y la mitad de la treintena presentan una mayor incidencia de cáncer de cuello uterino, por lo que deben someterse a revisiones ginecológicas con regularidad.
El consumo de tabaco también se asocia a un riesgo dos veces mayor de desarrollar cáncer de cérvix uterino en pacientes con infección HPV con respecto a las mujeres no fumadoras.
Las mujeres cuyo sistema inmunológico se encuentra debilitado por alguna causa también corren más riesgo de padecer este tipo de cáncer.
Con el fin de decidir cuál debe ser el tratamiento más adecuado para cada caso se realizan pruebas tales como la biopsia, el TAC, la resonancia magnética pélvica y el PET.
En los estadios muy precoces el tratamiento del cáncer de cuello uterino puede precisar, únicamente, la extirpación del mismo. En casos más avanzados puede ser necesaria una cirugía más agresiva que incluya la totalidad del útero, los ovarios y otros órganos adyacentes.
La radioterapia es también un arma muy importante en el tratamiento del cáncer de cuello uterino. Desde hace más de 15 años la administración de quimioterapia concomitante a la radioterapia ha mostrado mayor eficacia con beneficio en supervivencia global en casos localmente avanzados. En este tipo de tumor podremos utilizar tratamientos externos o braquiterapia, con implantes radioactivos en el interior del cuello uterino.
En algunos casos en los que la extensión del tumor lo requiera, nuestro equipo de oncólogos especializados en tumores ginecológicos le aconsejarán sobre la conveniencia de administrar un tratamiento de quimioterapia más antiangiogenicos. Los ensayos clínicos en curso tratan de confirmar el beneficio de añadir inmunoterpia a los tratamientos anteriores.
La tasa de supervivencia al cáncer de cuello uterino supera el 90% cuando es detectado en fases tempranas, por lo que la realización de revisiones ginecológicas periódicas es fundamental en su prevención.
Si bien se presenta un mayor riesgo a determinada edad, el cáncer de cuello uterino puede aparecer en cualquier momento de la vida de la mujer, por lo que las revisiones siguen siendo necesarias pasados los 40 años.
El primer paso para la detección del cáncer de cérvix suele ser la prueba de Papanicolau en consulta ginecológica.
En la prevención del cáncer de cuello uterino también es importante:
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Hospital de Día Quirónsalud – 3ª Planta
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CONSULTA EXTERNA ONCOLÓGICA:
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Horario de Atención: Lunes a Viernes de 14:00 a 21:00